viernes, 14 de enero de 2011

ZONA DE DESASTRE

"Buenos Aires es inundable y no hay obras que puedan cambiarla”

En el libro de próxima aparición, “Buenos Aires, Ciudad Inundable”, el profesor de la UBA y la Universidad de Belgrano Antonio Elio Brailovsky, explica con lujo de detalles por qué pese a las obras de infraestructura, el agua seguirá desbordando en Buenos Aires una y otra vez.

Por Clarisa Ercolano

“Hay que sincerarse, qué tal si en lugar de sacar un bote cada vez que llueve en la avenida Santa Fe, hacemos un puente, porque esa zona se va a seguir inundando”. Cargado de realismo, el profesor Antonio Elio Brailovsky introduce el tema central del libro que editará junto a Le Monde Diplomatique “Buenos Aires, Ciudad Inundable”, que es justamente, por qué la capital argentina está casi condenada a un destino de agua y humedad.

domingo, 9 de enero de 2011


m2

Sábado, 8 de enero de 2011

Demoliciones en feriado

Es la avivada de siempre, que funciona por la completa indiferencia del gobierno porteño. Basta de Demoler, que no se dedica a inspeccionar nada, detectó solita dos casos alevosos de demoliciones patrimoniales sin cartel de obra, sin permiso y sin planos presentados. Otra vez, el hecho consumado. La casita italianizante está en Virrey Cevallos 1179, entre San Juan y Humberto Iº, en el barrio viejo de Constitución. Allí había un señor que ya estaba trabajando a las ocho de la mañana del jueves 30, tirando los escombros para adentro del lote. El edificio más grande está, por supuesto, en Corriente 4098, en la esquina del viejo mercado de flores, y aloja una bella farmacia. No queda muy en claro qué es lo que están haciendo los obreros, pero sí que hay volquete y escombros pero no hay cartel ni permiso de obra. Ya que los funcionarios de la Dgroc, que deberían estar controlando estas cosas, no hacen nada, ¿no podría la Uocra controlar y denunciar? A fin de cuentas, sus afiliados son forzados a participar de estos delitos.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Canta Juana Molina.

La vida es el mayor regalo que jamás hemos recibido y la Tierra el lugar dónde nos ha tocado disfrutarlo. Sepamos respetar el legado de nuestros padres y la herencia de nuestros hijos. The life is the major gift that we have never received and the Earth the place where we have had to enjoy it.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Una comisaría okupa en la plaza

Dicen que fue construida de manera ilegal, ya que el Ejecutivo porteño no pidió autorización en la Legislatura. La seccional de la policía porteña fue construida en la traza de la ex AU3 y está a punto de ser inaugurada.

/fotos/20101216/notas/na21fo01.jpg
Grupos de vecinos cortaron la calle en la esquina de Goyeneche y Ramallo.

Bajo la consigna “Donde no se hacen escuelas, crecen comisarías”, un grupo de vecinos del barrio porteño de Saavedra protestó ayer contra la construcción y la próxima puesta en marcha del Precinto 12 de la Policía Metropolitana, que se erigió sobre un espacio verde de esa comuna. Con banderas, carteles y redoblantes, los vecinos denunciaron que esa edificación es “antidemocrática e ilegal”, dado que no cumple con lo estipulado por la ordenanza 50.384 de la Ciudad de Buenos Aires. “Tenemos al ocupa Macri en la comuna 12”, se quejaron.

“La plaza es mi patio, no me lo quiten”, “No construyan en nuestras plazas”, “Seguridad también es espacios verdes” eran algunas de las frases en las pancartas en la protesta, que incluyó un corte en la esquina de Goyeneche y Ramallo, frente al flamante edificio policial. “Es la única obra que se realizó en la comuna”, contó Alejandro, uno de los vecinos que decidieron cortar la calle para repudiar el accionar del gobierno porteño, que ocupó un espacio verde para levantar una comisaría y pretende “ocupar tres plazas más”, denunció. El eje del reclamo fue la defensa del espacio público, que fue respetado por las cinco intendencias que pasaron desde que existe la plaza.
“Tomó una plaza y construyó un edificio cuando la Justicia le denegó usar hectáreas del Parque Sarmiento. Consideramos que debería buscar en otros predios y no en un espacio verde público”, explicaron. Este proceder del gobierno, contaron, no es un hecho aislado: Macri llamó a licitación para construir un CGP en una plaza de Boedo.
Los vecinos remarcaron que la construcción de la comisaría viola la Constitución de la ciudad y el artículo tercero de la ordenanza 50.384. Esa normativa exige que, para hacer uso de un 15 por ciento de la superficie de la plaza, el Ejecutivo debe presentar un proyecto de ley, que “jamás se elevó a la Legislatura”. Ese proyecto, sostienen, debería organizar todo el espacio libre de la traza de la ex AU3, que va desde General Paz hasta Congreso, entre Donado y Holmberg.
Los vecinos de Saavedra y Urquiza presentaron varios proyectos para darles nombre a las plazas que aún no lo tenían, una iniciativa que cuenta con el aval de dos mil firmas. Entre esos proyectos, además, figura el que modifica la zonificación de los parques para retirarle la reserva del 15 por ciento para equipamiento comunitario –el resto está destinado a urbanización parque– y para discutir en audiencia pública el destino del precinto. Por otra parte, la comisaría fue construida en cinco meses, pero queda “pendiente” una lista de obras, denunciaron los vecinos, entre ellas, la construcción del Polo Educativo Saavedra, la puesta en marcha de un centro de salud en el barrio Mitre y la construcción de subtes, entre otras.
Los vecinos golpearon las puertas de la Justicia: presentaron dos amparos y solicitaron una medida cautelar. Frente a los pedidos, el Juzgado Nº 7 clausuró preventivamente la obra. “No obstante eso, se siguió construyendo”, contó Oscar, otro vecino. A las 48 horas de esa medida, la jueza dejó sin efecto la medida cautelar. Los vecinos apelaron y desde agosto esperan a que la Justicia tome una decisión. El amparo siguió su curso y también los pedidos para frenar la construcción. Hasta ahora, no lograron respuestas favorables. Por eso, los redoblantes y las banderas transformaron el paisaje del barrio para frenar el “robo de las plazas”.
Informe: Soledad Arréguez Manozzo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Espacio para compartir

Los vecinos del barrio tenemos un nuevo espacio para disfrutar de actividades sociales y culturales. El Centro Cultural “La Ronda” abrió sus puertas en Mendes de Andes 614, sitio en el cual se propone enseñar lo que se sabe y aprender lo que no, sea uno grande, mediano o chico: la idea es conocerse a través de la cultura. Miguel, que participa de La Ronda, explica que “queremos acercarnos al vecindario, compartir el espacio y pasarla bien a través de peñas, charlas y talleres”. Actualmente existen diversos talleres en curso (ver “Talleres culturales”). De todos modos, la propuesta es que se acerque cualquier vecino a compartir sus saberes y “agrandar la ronda”.
En “La Ronda” funciona también una biblioteca popular donde la gente puede ir a leer mientras toma unos mates, comentar algún libro con un/a vecino/a y llevárselo para traer a su vez el que quiera compartir, entre muchas otras cosas. Ya mismo se pueden ver los libros, asociarse, y sacar el que más guste. Se aceptan desde ya donaciones de libros, estantes, guías, ménsulas, etc. También se necesitan voluntarios/as para atender la biblioteca, con el objetivo de mantenerla abierta el mayor tiempo posible. Según Miguel, “hay gente que viene a estudiar y hasta a pasar el tiempo leyendo, lo cual nos gusta tanto como saber que la mitad de los libros que tenemos acá son producto de donaciones de vecinos”.
¿Por qué se creó este espacio para compartir? Los fundadores del Centro Cultural “La Ronda” tienen su respuesta: “Porque faltan espacios de encuentro. Porque siempre hubo pero ahora no hay. Porque conocer gente nos parece mágico. Porque sabemos algunas cosas y queremos aprender otras. Porque tenemos ganas, y algunos libros buenos. Por los grandes y por los chicos. Porque nos gusta equivocarnos. Porque nos arrogamos el beneficio de la duda. Porque en una plaza enrejada nos sentimos un poco como sospechosos de algo. Porque el arte y la cultura no van con mayúscula. Porque nos gusta aunque nos cueste. Porque en el fondo sigue siendo un barrio. Y porque en un barrio, cuando la gente se junta, puede pasar cualquier cosa”.
Contacto: Teléfono: 4903-5420 begin_of_the_skype_highlighting 4903-5420 end_of_the_skype_highlighting (de lunes a sábados de 11.00 a 19.00)
Correo electrónico: info@larondaepc.com.ar


TALLERES CULTURALES
Estos son los talleres que se brindan en el Centro Cultural “La Ronda”:
- Percusión: sábados a las 17:30 (a la gorra).
- Taller de arte para chicos: lunes de 18:00 a 19:30 ($ 50 por mes).
- Música Andina: martes a las 18:30 ($ 60 por mes).
- Teatro para chicos: miércoles a las 17:30 ($ 50 por mes).
- Taller de Yoga Integral: miércoles a las 19:30 ($ 70 por mes).
- Taller de dibujo y pintura para adultos: jueves a las 18:30 ($ 50 por mes).
- Tango: jueves a las 20:00 ($ 50 por mes).
- Salsa: jueves a las 21:00 ($ 50 por mes).
- Pilates: jueves a las 11:00 ($ 50 por mes).
- Computación: horario a combinar ($ 50 por mes).
- Recreación para la tercera edad: horario y arancel a combinar.

No al cementerio de autos

En Villa Lugano existe un Cementerio de Autos que contamina a los vecinos del barrio desde hace quince años. Diosnel Pérez, Presidente de la Junta Vecinal de la Villa 20 y militante del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), nos explica cómo se formó aquel basural de rezagos de automóviles y cuáles son los perjuicios para la salud de los habitantes de la zona: “El cementerio de autos se formó en 1996 con coches secuestrados por la policía. Hace quince años había más o menos 50 mil autos, ahora habrá unos 10 mil. El tema es que quedó contaminada la tierra…”.
- ¿Qué tipo de contaminación provoca el Cementerio de Autos?
- Mirá, los primeros tiempos no estábamos enterados, pero después supimos que traía cualquier cantidad de problemas de salud. El material de los autos, a medida que se degrada, va contaminando el aire, la tierra y después las napas subterráneas. Los chicos son los más vulnerables, porque por ejemplo el plomo en sangre los enferma. Desde hace un año todo se está complicando aún más porque se mueren criaturas. Nacen prematuramente y, como no tienen bien desarrollado el pulmón y el corazoncito, a la hora se mueren. En otros casos no encuentran la causa de la muerte: sólo paro respiratorio. Los padres le preguntan al médico y no saben qué contestarle. Mi propio hijo adolescente está enfermo y, si bien la vengo peleando hace años, ahora me dije: “hasta acá llegué”.
- ¿Qué están haciendo al respecto los vecinos?
- Nosotros estamos luchando y trabajando con la gente del CESAC (Centro de Salud y Acción Comunitaria). También hablamos con algunos legisladores que nos dieron una mano, pero si bien se sacó una Ley de Emergencia Sanitaria para la villa, tampoco se pudo hacer nada. El problema es que el Gobierno de la Ciudad no pone los recursos económicos y humanos necesarios. Lo único que hace es mandar el informe a la gente del CESAC de acá, que esta haciendo lo imposible pero no da abasto. Si Macri no manda recursos no hay forma de que solucionemos nada. Para que te des una idea, el año pasado luchamos contra el dengue, porque el Cementerio de Autos además es un matorral que es un fenomenal nido de mosquitos y ratas. Y por eso elevamos una nota con la gente del CESAC pidiendo tules y repelentes. ¿Cuál fue la respuesta del gobierno? Mandaron dos frascos de repelente para 42 mil habitantes, una tremenda burla para todos nosotros. Otra burla para mí fue que la Comisaría 52 y la empresa Jumbo me pusieran una causa contravencional “por contaminación del medio ambiente” por haber quemado gomas en una protesta.
- ¿Qué puede hacer la gente que quiera dar una mano y no sea del barrio?
- La lucha tiene que salir de acá, pero si se pudiera acompañar desde afuera sería muy lindo para nosotros. Porque muchos no saben que mientras el gobierno arregla plazas en Recoleta y Palermo acá nos estamos muriendo. Y si al Estado no le interesa la salud de la gente, menos le interesa la de los que vivimos en una villa. El Cementerio de Autos es un negocio muy grande para gente poderosa, pero ya no le tengo miedo a las amenazas y apretadas que sufrí. Si después de quince años de lucha tuve que internar a mi hijo, te aseguro que cambié mi impotencia por bronca. Porque no puede ser que un auto abandonado se valore mas que una vida humana. Si no se saca el Cementerio de Autos, estoy pensando en una huelga de hambre. Porque si el gobierno quiere una muerte, no le voy a dar la vida de mi hijo. Nosotros seguimos con la dignidad de no desearle la muerte a nadie, pero queremos que ellos recuerden que se están muriendo chicos acá por un Cementerio de Autos.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Palermo Viejo ya no existe

01/12/10

PorMiguel Jurado *

Etiquetas

"Palermo Viejo ya no existe". Así de simple, con brutal sinceridad, un amigo que está en el tema inmobiliario comenzó a explicarme el nuevo mapa del barrio más grande de Buenos Aires. Apenas lo escuché me puse como loco. Le dije que no era quién para decretar la defunción de un barrio centenario que había inspirado a Borges y que el mismísimo maestro de las letras argentinas había vivido en una de sus manzanas, la de Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga. “Las cosas cambian –agregó Alfredo con la tranquilidad de quien liga 33 de mano en el truco–. Ahora en su lugar, tenés a Palermo Soho y Palermo Hollywood”. Me hizo hervir la sangre. El no lo sabía pero me subleva esa moda rebautizadora que quiere cambiarle el nombre a todo con fines absolutamente comerciales. Pero antes de que pudiera articular palabra, Alfredo me vomitó una interminable lista de sub distritos en los que hoy se descompondría Palermo: “Freud, Nuevo, Madison, Chico, Sensible, Alto, y hay una variedad de nuevos Palermos como Queens, que antes era Villa Crespo, y Dead, por Chacarita... ¿No es simpático?”. Respiré hondo y intenté articular un argumento que pusiera en claro que cambiarle el nombre a los barrios es una estafa comercial, moral y cultural. Pero Alfredo, con cartesiano pragmatismo replicó: “Hoy todos quieren vivir en Palermo y no hay que quitarles ese derecho. Eso sí, el mercado está muy segmentado, hay que afinar bien el nombre de cada zona para encauzar la demanda”.

Entonces me acordé de Luisa, una viejita que conocí en los 80 para la que Palermo era uno solo. Había llegado al barrio en 1912, cuando tenía cinco años, a vivir con su familia en una casa casi nueva de Serrano entre El Salvador y Costa Rica. Para ella, su barrio se extendía hasta el arroyo Maldonado por un lado, y se perdía hasta rozar los distritos más copetudos de la ciudad por el otro. Luisa sabía que Palermo era grande, que seguía del otro lado de ese arroyo que sepultaron debajo de la avenida Juan B. Justo cuando cumplió los 25. Y que alcanzaba el río con parques arbolados. Pero lo que le importaba era que Palermo era el barrio de su infancia, el de la silla en la vereda las tardecitas de verano, ese en el que creció, se enamoró, se casó y enviudó. Cuando la conocí, no le podía explicar el concepto de Palermo Viejo sin que se enojara. Para mi era una categoría que imaginaba casi eterna y que había actuado como un imán para toda una camada de matrimonios jóvenes que buscaba escala barrial para vivir en una casas reciclada. “¡Viejos son los trapos!”, me decía Luisa cuando insistía con lo de Palermo Viejo. No entendía entonces que me estaba metiendo con su historia. Cómo iba a considerar viejo aquello que vio crecer.

Cuando volví a la conversación, Alfredo seguía con sus argumentos marketineros : “Los nombres vienen y van, si ahora a la gente le cabe llamar Soho a Palermo, todo bien. Hay que ser flexible”. Me guardé el dato de que tampoco Palermo Viejo se llamó siempre así. Alguna vez Luisa me había dicho que esa parte de la ciudad se conoció con el nombre de Villa Alvear. Pero no quise darle más argumentos a mi amigo, en lugar de eso, le expliqué que él como yo deberíamos revelarnos contra esa pasión anglófila de copiar los nombres de barrios que, con saludable autenticidad, se hicieron famosos en Londres o Nueva York para barrer la autenticidad criolla y crear una toponimia falsa e impostora (Creo que usé la palabra cipayo en algún momento). Estoy seguro que Alfredo se quedó convencido de que me estoy poniendo viejo y cascarrabias.

Me fui pensando que, por suerte, Luisa no llegó a presenciar la explosión demográfica que sufre su barrio, ni tuvo que soportar el manoseo del nombre. Igual, no se si le hubiera importado, ella seguía metida en el barrio de su juventud y mantenía los valores con los que creció. Una vez le pregunté si había conocido la familia de Borges, o la casa que debió estar a escasas cinco cuadras de la suya. No sabía de qué le estaba hablando. Le expliqué que se trataba de un gran escritor argentino que había hecho sus “primeras armas” con cuentos y poemas sobre malevos y cuchilleros de Palermo. “¡Ah querido! –me dijo–, difícil que los haya conocido. Nosotros éramos gente de trabajo, no nos mezclábamos con orilleros”.

domingo, 28 de noviembre de 2010

logo m2
Sábado, 27 de noviembre de 2010

A último minuto

Por Sergio Kiernan

Cortando clavos y abriendo la posibilidad de que el Ejecutivo haga trampa con los tiempos, la renovación de la Ley 3056 pasó al jueves que viene. Iba a ser votada en el recinto este 25, pero los trámites internos se demoraron porque la Comisión de Planeamiento sólo firmó este martes 23. Esta reunión de Planeamiento –ya no de asesores sino de los diputados miembros– fue calificada por un participante como “abrumadora” por la cantidad y energía de los vecinos presentes. Los patrimonialistas quedaron agradablemente sorprendidos por la cantidad de caras nuevas que vieron: cada vez se suma más gente a los reclamos por el patrimonio.

Con lo que la ley-marco salió de la comisión y ahora hay que contar los días. Si todo sale bien, se vota el jueves 2 de diciembre, en la habitual sesión final de la Legislatura, que es una cabalgata de votaciones apiladas. La 3056 vence el último día del año y es aquí donde los agentes de la industria inmobiliaria, el ministro Chaín y su subsecretario Lostri, pueden hacer la trampita. Resulta que pese a los esfuerzos denodados de varios miembros del Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales, no se pueden liberar para la piqueta todos los edificios que pasan por ahí. Hasta las representantes de Cultura y del Icomos, que pelean para “desestimar” todo lo posible, entienden que algo hay que catalogar, aunque sea menos de la décima parte de lo tratado.
Pero resulta que Chaín y Lostri por algo son socios comerciales –construyen edificios y les hacen obra pública a medida– y se las arreglaron para transformar al CAAP en una máquina de liberar parcelas. Es que si el Consejo “desestima” una propiedad, ésta se puede demoler instantáneamente.
Pero si el CAAP “estima” un edificio, éste no queda automáticamente salvado sino apenas inhibido mientras su carpeta inicia el bizantino trámite de catalogación en la Legislatura. Entretanto, no se puede demoler... a menos que se caiga la ley. Si el 31 de diciembre el Ejecutivo –Chaín y Lostri– no promulgaron la renovación de la 3056, si no la publicaron en el Boletín Oficial, algún vivo o avisado puede “entender” que hay un vacío legal y procederá a demoler lo inhibido. Después le pondrán una multita o algo, pero el daño estará hecho.
Con lo que habrá que seguir de cerca, pese a las fiestas, el camino de ese despacho, observando qué hacen los dinámicos socios de los especuladores, arriesgados a ofender sus deberes como funcionarios públicos.
En la reunión de los diputados fue instrumental Eduardo Epszteyn, que ayudó a acelerar los tiempos. Y se vio un acto público de lucidez del diputado Campos, que elogió la iniciativa del APH de la City que impulsa Patricio Di Stefano. Antonio Campos se oponía por razones equivocadas y es encantador ver que tiene la altura de cambiar de posición.
Cuadra e Imprenta
Pensándolo un poco, era cuestión de tiempo que pasara: conociendo el hambre de terrenos grandes que tienen los especuladores, la supervivencia de la galería-restaurante La Cuadra y del pequeño shopping La Imprenta era tenue. Pese a que son de lo último que le resta de patrimonio a esa zona tan demolida entre Libertador y Luis María Campos, el CAAP los “desestimó” y los dinámicos Chaín y Lostri cumplieron con sus clientes. El barrio, sin embargo, está en armas.
La Imprenta era la imprenta y boletería del Hipódromo de Palermo, que fue el motor del barrio. Las viejas máquinas están hoy en el museo del hipódromo de San Isidro, bien preservadas. La Cuadra era uno de los muchos studs que puntuaban el barrio, una tipología de la que ya no queda otro ejemplar.
En 1986, los arquitectos Fortesa y Sábato dirigieron el proyecto que se ve hoy: los dos edificios conectados a través de una casa donde alguna vez se vendió forrajes, cada uno tratado a su manera. La Imprenta mantiene su sencillez formal, con nuevas aperturas. La caballeriza, creada en 1928 por el arquitecto Flores Pirán, intervenida de un modo minimalista que da gusto ver. Quien visite el lugar, se encontrará con una fachada francesa de lo más paqueta a la que le faltan nada más que los ventanales originales, reemplazados por paños fijos de vidrio para los dos locales que dan a la calle (por alguna razón inexplicable, los comerciantes creen que venden más si vandalizan las ventanas).
Entrar es encontrarse con una caballeriza intacta, con su pavimento de adoquines, columnitas de metal, vereda perimetral y boxes con pesadas puertas de madera con equipamientos de bronce. Cada box es un local –el 16 fue el hogar de Yatasto, el pingo de Carlos Gardel– y el espacio central, techado, es el restaurante. Es un lugar muy bien llevado, un tipo de intervención sano e incruento que debería ser modelo.
Nada de esto le interesó al CAAP, más atento a los intereses de la industria inmobiliaria que a su misión de ayudar a preservar el patrimonio. La furiosa disidencia de su única miembro consistentemente coherente, Mónica Capano –a cargo de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la ciudad– no alcanzó para frenar el negocio. Capano está preparando un dictamen muy crítico contra la autorización de demolición y, este martes a las 18 horas, va a trasladar su tertulia de La Ideal al restaurante La Cuadra como protesta.
El defensor del Pueblo adjunto Gerardo Gómez Coronado también está tomando cartas en el asunto y prepara una recomendación para Chaín y Lostri. Lo que les dirá a los funcionarios es que hubo un evidente eco en la sociedad ante la posibilidad de que demuelan estos edificios, con lo que queda en claro que tienen un valor que trasciende sus ladrillos. El Ejecutivo debería frenar la autorización y mandarla de vuelta al CAAP, para que éste revise su decisión.
De urgencia, el diputado Sergio Abrevaya, con apoyo de Epszteyn, preparó un proyecto para proteger la caballeriza en los términos de la ley 1227 de Patrimonio, con lo que Desarrollo Urbano no puede intervenir. Parte de la movida es enviarle una nota a Lostri para que se dé por enterado y congele cualquier obra hasta que se expida la Legislatura. Habrá otra nota para Josefina Delgado, de Cultura, a ver si, por fin, se mueve.
m2

Sábado, 27 de noviembre de 2010

Financiamiento para los depredadores

Por Facundo de Almeida *

La asociación indisoluble entre el Ministerio de Desarrollo Urbano porteño y la industria de la construcción es evidente. El ministro Daniel Chaín y el viceministro Héctor Lostri son ellos mismos (sub)desarrolladores inmobiliarios y hasta están dispuestos a alterar la ubicación de obras públicas establecidas por ley para beneficiar a sus emprendimientos, tal como se relató dos semanas atrás en esta misma columna.

El Banco Ciudad sorprendió hace dos años con la positiva y destacada participación de su presidente, Federico Sturzenegger, en la reunión de trabajo que convocó la entonces presidenta de la Comisión de Patrimonio Arquitectónico y Paisajístico de la Legislatura, la ex diputada Teresa de Anchorena, para tratar el proyecto de ley de Transferencia de la Capacidad Constructiva, que parece haber vuelto a la vida parlamentaria en este último tiempo. Pero algo cambió en el banco, porque sus autoridades acaban de anunciar una beneficiosa línea de créditos para la construcción de nuevos edificios para viviendas y oficinas.

Es curioso que desde un ente público se impulse una medida crediticia para alentar la construcción de nuevos inmuebles cuando, por una parte, la ciudadanía está reclamando que se garantice el derecho constitucional de preservar el patrimonio arquitectónico, y por el otro, las estadísticas demuestran la estabilidad de la población porteña.

Los sucesivos censos de población, incluyendo el reciente según las primeras estimaciones, indican que el número de habitantes en Buenos Aires se ha mantenido más o menos estable en tres millones de habitantes desde hace 50 años. En todo caso lo que aumentó es la población de las villas y esos créditos no parecen destinados a solucionar ese grave problema habitacional.

Todo esto es más delicado aún porque el Poder Ejecutivo continúa incumpliendo con el Código de Planeamiento Urbano sancionado en el año 2000. Allí se creó el Fondo de Recuperación de Edificios Catalogados (Ferec) que tiene como objetivo la restauración de inmuebles de valor patrimonial y, prioritariamente, la puesta en valor de edificios históricos para ser destinados a vivienda social.

El Ferec debería posibilitar que, con esos recursos, el Banco Ciudad otorgue créditos blandos destinados a los propietarios de inmuebles protegidos que decidan restaurarlos, y a grupos asociativos, para que revitalicen inmuebles deteriorados y tengan así una vivienda digna.

La misma ley establece varias fuentes de financiamiento para ese fondo, una de ellas genuina, es decir que no necesita ser incluida y aprobada cada año en la Ley de Presupuesto. El 15 por ciento de todo lo recaudado en concepto de tasas de delineación y construcción –que se paga cuando se emprende una obra– debe ser destinado sin más trámite a ese fondo.

El boom de la construcción de los últimos años hace suponer que esa recaudación –que los organismos estadísticos porteños no publican en forma discriminada y de la que sólo puede obtenerse alguna referencia por la estimación que hace el Poder Ejecutivo cada año cuando envía el proyecto de ley de Presupuesto a la Legislatura– fue bastante abultada.

Por ejemplo, en el proyecto de ley de Presupuesto para el 2011, el Poder Ejecutivo porteño estima que por ese ingreso no tributario se recaudarán 125 millones de pesos, eso quiere decir que deberían ir al Ferec unos 18.725.000 millones de pesos durante el próximo año.

Este aporte sería muy significativo para el sostenimiento del patrimonio porteño, si tenemos en cuenta que el Ministerio de Cultura ha presupuestado para todas sus áreas de patrimonio durante el próximo año 12.216.947, de los cuales un 80 por ciento aproximadamente se destina a gastos corrientes y sueldos.

En Desarrollo Urbano los datos no son muy alentadores tampoco, a pesar de haber reconocido los propios funcionarios el incremento notable de trabajo a partir de la sanción de las leyes 2548 y 3056. Para 2011 el Ejecutivo estima un gasto de 4.907.539 para la Dirección General de Interpretación Urbanística, que incluye mucho más que los temas patrimoniales, y donde la pequeña Supervisión de Patrimonio Urbano ni siquiera figura como tal en la ley de leyes.

No hay duda, entonces, de que la creación del Ferec representaría una estimable fuente de recursos para compensar y ayudar a los propietarios de inmuebles protegidos a poner en valor sus inmuebles. También sería una forma de recuperar, por ejemplo, esos miles de edificios que tiene la ciudad en su poder, la mayoría antiguos y muchos de ellos ocupados por familias que no tienen otro lugar donde vivir. Una tarea en la que podría colaborar la valiosa, pero menospreciada por los actuales funcionarios, Escuela Taller de Casco Histórico.

El único intento serio de reglamentar la creación de ese fondo fue en 2006, cuando Mario Sabugo era subsecretario de Planeamiento Urbano y elaboró un proyecto de decreto que no prosperó.

La omisión de crear el Ferec implica que durante diez años se han destinado recursos para fines distintos de los que dispone la ley, lo que podría constituir la comisión del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público, en el que incurre aquel que “no ejecutare las leyes cuyo cumplimiento le incumbiere”, como dice claramente el Código Penal de la Nación.

Lic. en Relaciones Internacionales. Magíster en Gestión Cultural. Docente del Master en Gestión Cultural en la Universidad de Alcalá de Henares y del Programa de Conservación y Preservación del Patrimonio en la Universidad Torcuato Di Tella, http://facundodealmeida.wordpress.com

jueves, 25 de noviembre de 2010



Debe estar muy enojada la Campoy!

CLARIN 24/11/10 - 01:54

PorPepito Cibrián. Productor teatral.

El angel de mi madre debe estar volando por La Imprenta, porque durante nueve años funcionó allí su escuela de teatro, fueron los mejores de su vida. Por allí pasaron miles de alumnos, también daba clases su hermana, mi tía Carmen. Recuerdo noche tras noche, tantísimos momentos con ellos, las cenas que compartíamos en La Stampa. El proyecto debe ser un gran negocio inmobiliario, pero no se puede demoler y romper así el estilo de un barrio, es una masacre. ¡Debe estar enojadísima la Campoy!
Creo que si la ciudadanía se organiza, si la gente sale a defender su espacio, el patrimonio, su historia, su lugar, como sucedió en Caballito, tiene que poder evitarlo. El derecho de la sociedad va más allá del derecho individual. En ningún lugar del mundo permitirían una cosa así. A nadie se le ocurriría arrasar las Barrancas de Belgrano. Ya se demolió bastante, se destruyó bastante. Además, en un barrio como ese, donde no se puede circular ni estacionar, lo único que falta es que construyan torres. Si los vecinos se organizan, nadie los para.