Sede del IREP
Vivo desde que nací frente al Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP), hospital de excelencia médica reconocido mundialmente y que ha sido modelo en la lucha contra las secuelas de la polio. Conozco personalmente tanto a pacientes como a eximios profesionales que tratan y se forman en patologías tan severas como parálisis cerebral, lesiones medulares, malformaciones congénitas y amputados. Atiende a niños y adultos, a los que acompañan también especialistas en áreas tan diversas como informática, psicopedagogía, fonoaudiología, psiquiatría, psicología, terapia ocupacional, neumología, etc. El abordaje interdisciplinario que recibe el paciente y su familia es extraordinario y motivo de orgullo para los vecinos del barrio. Cuenta con un hermoso parque arbolado y pileta. Es un orgullo para nosotros y debería serlo para todos los argentinos. De hecho, el edificio es un monumento nacional y patrimonio de la ciudad de Buenos Aires. El martes pasado hubo un abrazo que nos vio a todos reunidos ante la inesperada, oculta y criminal posibilidad de que el IREP sea trasladado, junto a otros tres hospitales más (entre ellos el Marie Curie, oncológico) hacia el Muñiz. Un proyecto nefasto y sin ningún aval médico. La posibilidad de que eso se haga es revulsiva y resulta evidente que se debe al encarnizado negociado inmobiliario con el que el gobierno de la ciudad de Buenos Aires se despoja de sus mejores atributos. Si es así, al jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, le pido -y sé que en mi ruego no estoy sola- que
Marina F. Lacarta DNI 29.119.224
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