martes, 27 de marzo de 2012

DEFENDAMOS LA CASA DEL OBISPO GERONIMO PODESTA HONORABLE VECINO DE NUESTRO BARRIO

Otra de Boscoboinik, director de Fiscalización y control de Obras, viejo conocido de los vecinos por su connivencia con los constructores. También por el abandono y desprecio a los vecinos y a la ley. Incapaz de cumplir con sus funciones como lo demostrara en la obra ilegal de Rojas 629/77.  Entre ese organismo y la Dgroc se cometen todas las irregularidades. Luego se achacan recíprocamente la responsabilidad.                                                                                                                                                                Defendamos nuestra identidad y nuestra historia protegiendo los verdaderos valores como lo es la vivienda de un honorable vecino de nuestro barrio, el obispo Jerónimo Podestá.

Desastre en Gaona

La avenida Gaona guarda muy celosamente un secreto patrimonial. Quien se acerque al número 1367 se encontrará frente a una puerta de buenos hierros en lo que parece la casa más chica del mundo. La entrada franquea un pasillo larguísimo que sigue casi hasta el centro de la manzana, donde se alza lo que fue una quinta de campo construida en 1864. La casa, de galerías y entrada italianizante con pórtico de columnas, fue el hogar del obispo Jerónimo Podestá y es hoy el de su viuda. Podestá la alquiló en 1981, cuando volvió del exilio, y la compró una década después. El militante de derechos humanos, sacerdote del tercer mundo y suspendido ad divinis por casarse vivió ahí los últimos años de su vida.
La casona –original en todo menos los baños– fue catalogada en 2005 y exhibe una placa en la puerta destacando la carrera de Podestá. Pero quien pase por ahí hoy verá, aunque la casa en sí es invisible desde la vereda, que el edificio corre serio peligro. En el lote de al lado, en el 1343, se va a construir una torre de las bravas y a la delicada vecina del siglo XIX le están lloviendo mazazos destructivos por la demolición.
El actual gobierno porteño se niega a cumplir cuanta ley o reglamento condicione la especulación inmobiliaria. Podrán morir vecinos, pero el Ejecutivo encontrará excusas para no hacer nada, con lo que no se puede esperar seriamente que haga cumplir la protección de los entornos patrimoniales. Una manera de ver a qué extremos llegan es ver la saga de cartas que envió a los funcionarios implicados el defensor adjunto del Pueblo porteño, Gerardo Gómez Coronado.
La primera nota es del 19 de septiembre de 2011 y pide simplemente que el director general de Fiscalización y Control de Obras, Mario Boscoboinik, envíe una inspección a la casa de Podestá y compruebe si hay una obra al lado y qué consecuencias tiene. Se podría pensar que Boscoboinik atendería sin problema un pedido de, justamente, fiscalizar y controlar. Pero no: el funcionario no hizo nada en absoluto. Los oficios del defensor adjunto se deben responder en diez días pero, para el 16 de noviembre, Gómez Coronado reiteraba la orden a Boscoboinik.
La obra fue finalmente suspendida por un breve tiempo, pero luego se retomó. Esta semana, Gómez Coronado fue más específico y volvió a dirigirse al director general, preguntando si las obras se corresponden a lo aprobado en el expediente de obra, el 1660012/2011. Será interesante ver qué contesta el funcionario –si es que contesta– sobre los daños que ya sufrió la casona por los golpes que se están cargando a la vieja propiedad vecina.
                                                                                                                                                                                                       Sergio Kierman
    

1 comentario:

  1. Observo la obr todos los días. Es una barbaridad.Hya que detener esa voracidad

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