La constructora de una torre debe resarcir con $ 520 mil a un vecino
Por Lucas Ameriso / La Capital
La Justicia condenó a la empresa constructora de las torres Victoria Río, en Wheelwright al 1400, y al arquitecto de la obra a resarcir con 520 mil pesos a los dueños de una casa lindera por haber invadido con pilotes subterráneos la propiedad vecina sin autorización de sus propietarios. La acción permanente de estos puntales provocó numerosos daños en la vivienda, que ahora deberán ser pagados. Y no es la primera vez que esta torre recibe una sanción: en 2007 los realizadores fueron obligados a demoler 148 metros cuadrados que no habían sido autorizados.
No es la primera irregularidad detectada en el edificio que hoy asoma en Wheelwright 1461. A fines de 2006, Obras Particulares del municipio clausuró la obra por haber violado el proyecto aprobado construyendo más de lo permitido y obligó a demoler el sobrante. Pero la torre no sólo era irregular en volumen y altura, sino que sus cimientos invadían con perforaciones subterráneas, y sin autorización, una vivienda lindera.
En febrero de 2005, Héctor y Miriam Ruiz (en representación de su madre que vive en Wheelwright 1455, junto a la torre) ya habían denunciado ante la Municipalidad que pilotes de 30 centímetros de grosor habían sido enterrados seis metros bajo los cimientos de la casa. En consecuencia, la vivienda había sufrido rajaduras, se levantaron pisos, se desprendieron azulejos y se desencajaron puertas.
A Tribunales. Agotada la vía administrativa, en diciembre de ese año los Ruiz hicieron una presentación judicial ante el Tribunal de Responsabilidad Extracontractual Nº 1.
El pasado 27 de mayo, los jueces María Angélica Rodríguez, Mariana Varela y Fernando Longhi condenaron a la firma Caffaro Rossi SA y a Luis Alberto Caffaro Rossi a pagar a los demandantes 457.994 pesos, más un interés que (actualizado a 2010) arrojaría una cifra total de 520 mil pesos. Sumadas las costas del juicio, el monto final se acercaría a los 700 mil pesos.
En la resolución los magistrados destacaron que “no existe norma que justifique la invasión subterránea en terrenos linderos para apuntalar un proceso constructivo, ni que considere que el uso de ese recurso técnico constituya un eximente de responsabilidad de responder por el daño causado, sólo porque la técnica lo permite”.
Los jueces entendieron que “un procedimiento puede ser técnicamente correcto pero jurídicamente improcedente. El éxito técnico no justifica la conducta antijurídica”.
Daños. El fallo de primera instancia tuvo en cuenta los daños a la casa, ya que la intromisión bajo tierra con pilotes de anclaje produjo efectos que se mantienen hasta hoy, pero también traerán perjuicios a futuro.
Por eso, entre sus consideraciones, el tribunal advirtió que habría una estrepitosa caída en el precio de reventa del inmueble. Y encima, de intentar venderlo, habría una dificultad extra y paradójica: como los pilotes no pertenecen a los demandantes no podrían intentar demolerlos, pese a estar enclavados en su propio terreno.
El dictamen sostuvo que “el daño demostrado es permanente, dinámico, producto de una inmisión del inmueble lindero a través de una estructura invasiva permanente, que afecta el pleno goce del derecho de propiedad actual”.
No es la primera irregularidad detectada en el edificio que hoy asoma en Wheelwright 1461. A fines de 2006, Obras Particulares del municipio clausuró la obra por haber violado el proyecto aprobado construyendo más de lo permitido y obligó a demoler el sobrante. Pero la torre no sólo era irregular en volumen y altura, sino que sus cimientos invadían con perforaciones subterráneas, y sin autorización, una vivienda lindera.
En febrero de 2005, Héctor y Miriam Ruiz (en representación de su madre que vive en Wheelwright 1455, junto a la torre) ya habían denunciado ante la Municipalidad que pilotes de 30 centímetros de grosor habían sido enterrados seis metros bajo los cimientos de la casa. En consecuencia, la vivienda había sufrido rajaduras, se levantaron pisos, se desprendieron azulejos y se desencajaron puertas.
A Tribunales. Agotada la vía administrativa, en diciembre de ese año los Ruiz hicieron una presentación judicial ante el Tribunal de Responsabilidad Extracontractual Nº 1.
El pasado 27 de mayo, los jueces María Angélica Rodríguez, Mariana Varela y Fernando Longhi condenaron a la firma Caffaro Rossi SA y a Luis Alberto Caffaro Rossi a pagar a los demandantes 457.994 pesos, más un interés que (actualizado a 2010) arrojaría una cifra total de 520 mil pesos. Sumadas las costas del juicio, el monto final se acercaría a los 700 mil pesos.
En la resolución los magistrados destacaron que “no existe norma que justifique la invasión subterránea en terrenos linderos para apuntalar un proceso constructivo, ni que considere que el uso de ese recurso técnico constituya un eximente de responsabilidad de responder por el daño causado, sólo porque la técnica lo permite”.
Los jueces entendieron que “un procedimiento puede ser técnicamente correcto pero jurídicamente improcedente. El éxito técnico no justifica la conducta antijurídica”.
Daños. El fallo de primera instancia tuvo en cuenta los daños a la casa, ya que la intromisión bajo tierra con pilotes de anclaje produjo efectos que se mantienen hasta hoy, pero también traerán perjuicios a futuro.
Por eso, entre sus consideraciones, el tribunal advirtió que habría una estrepitosa caída en el precio de reventa del inmueble. Y encima, de intentar venderlo, habría una dificultad extra y paradójica: como los pilotes no pertenecen a los demandantes no podrían intentar demolerlos, pese a estar enclavados en su propio terreno.
El dictamen sostuvo que “el daño demostrado es permanente, dinámico, producto de una inmisión del inmueble lindero a través de una estructura invasiva permanente, que afecta el pleno goce del derecho de propiedad actual”.
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