sábado, 21 de abril de 2018

 

El pasto sobre el cemento
Un vecino denuncia una obra donde un supuesto espacio verde tiene tierra y paso muerto sobre un contrapiso.
Algún centímetro de tierra por encima de un contrapiso duro.
Algún centímetro de tierra por encima de un contrapiso duro. 

La semana pasada comentábamos qué pobre es la terminación de obras de rutina en esta ciudad, con el caso del cierre de un empedrado en Venezuela al 300. Pese a que es pleno San Telmo, pese a que es un Area de Protección Histórica, pese a que es un lugar al que se le presta atención, los concesionarios de Edesur taparon una larga trinchera a la que te criaste. Quedó una lomada de adoquines mal nivelados y, peor, pegados con cemento. El punto de la historia era la certeza absoluta de que nadie en el gobierno porteño se iba a dar cuenta, y mucho menos iba a objetar y obligar al contratista a hacer las cosas de nuevo, y bien.

El lector Guillermo Rey acaba de aportar otra prueba, mucho más fuerte, de esta mezcla de desidia, incapacidad y complicidad con los amigos de la industria. Rey había objetado y seguido la obra de un supuesto cantero/espacio verde en la vereda impar de la calle Del Barco Centenera al 700, esquina José Bonifacio, en la Comuna 6. Estos canteros son la solución que encontró el macrismo en su actual encarnación para levantar un poquito el papelón de que Buenos Aires tenga un monstruoso déficit de verde por habitante. Se supone que el macrismo es verde, moderno y divertido, pero en la práctica cada espacio que queda lo destina a una megaobra de algún amigo o socio. De verde, nada. Hacer canteros en calles anchas es un modo de simular que a uno le importa el tema sin afectar los intereses de nadie.

Pero la obra del expediente 18.104.292/2016 tiene una particularidad, que el pastito que se ve secándose en la foto fue colocado encima de una carpeta de cemento. Técnicamente esto es posible, como muestra tanta falsa plaza que en realidad es el techo parquizado de un estacionamiento subterráneo, pero requiere cierto diseño y cierto gasto. No es el caso: la empresa contratista simplemente puso tierra encima del contrapiso y se fue.


Rey logró que se revisara la obra y cuando le avisaron siguió de cerca lo que hacían. Fue un parche vergonzoso, como acaba de denunciar por nota ante la Defensoría del Pueblo porteño. El arreglo fue plantar cuatro jacarandaes y algunos arbustos buxus, con el detalle de que esta vez se perforó el contrapiso hasta llegar a la tierra. En las fotos se pueden ver otros arbustos ya secos porque nadie les hizo el favor de perforar el cemento para que pudieran echar raíces.

Lo correcto, obviamente, hubiera sido rehacer la obra al menos sacando el contrapiso y poniendo tierra y pasto sobre un suelo vivo, no cementicio. No es ninguna ciencia infusa, como se puede ver desde hace muchísimos años en la avenida Quintana entre Callao y La Biela. Ahí se hicieron canteros bien simples para enderezar y estrechar un poco la avenida, y los árboles que crecen son hermosos y grandes.


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