RESISTIRNOS A LA MALA VIDA
El falso parque está frenado nuevamente desde fines de diciembre por decisión de la Justicia. ¿El motivo? Que la empresa Miavasa S.A jamás cumplió con las medidas para mitigar el impacto acústico de la obra, definidas en el Certificado de Aptitud Ambiental (CAP).
Resulta casi anecdótico decir que esto ya lo habíamos denunciado, pública y judicialmente. Pero no podemos dejar pasar la clara complicidad del Gobierno porteño con esta desidia, reflejada en controles truchos, falseados para favorecer a la empresa. Y sólo hablamos del insoportable ruido de las máquinas. Aún deberían dar explicaciones por las constantes violaciones a los derechos laborales de los obreros, o los peligros de electrocución a los cuales expusieron durante meses a todos los vecinos. Ni hablar de que hoy, con una cuadra construida, ya se ve el desastre técnico del falso parque: no entra un camión de bomberos y los peatones luchan contra los autos en la "calle de supervivencia".
Si para desarrollar la obra, la empresa debía cumplir con determinadas condiciones técnicas ¿por qué se le mantuvo un permiso cuando claramente lo violó? ¿Miavasa S.A le devolverá al Estado porteño el dinero por las demoras en una obra que no cumple?
Esto no es un problema técnico, sino político. Primero, porque nada de esto hubiese ocurrido sin la complicidad del Ministerio de Espacio Público y de la Comuna 6, a los que sólo les importa la caja de $1.400 millones que tiene este proyecto. Luego, porque aunque la empresa adecúe finalmente la obra, el falso parque no dejará de perjudicarle la vida a quienes habitan sobre Honorio, Rojas e Hidalgo.
Último dato. Un perito confirmó el incremento de la contaminación acústica en las calles aledañas, aunque señaló que los valores ya estaban por encima de lo permitido antes de iniciar la obra. Entonces ¿por qué avanzó un proyecto que, de antemano, se sabía que iba a agravar la calidad de vida en el barrio? ¿Por qué el juez Trionfetti todavía duda de su impacto negativo sobre el ambiente?
2023, nuevo año, misma lucha. Defender nuestra calidad de vida es nuestro derecho, resistir ante una mala vida es nuestra obligación. ¡Sumate a la asamblea!
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