17 de junio de 2017 · Actualizado hace 46 min
Un amparo por las arboledas urbanas
Imagen: Leandro Teysseire
Defender el patrimonio y el espacio urbano es una actividad más vale deprimente que deja un sabor a orfandad. Los gobiernos porteños no ven las cosas desde y para los vecinos, y en estos casi doce años de macrismo uno se siente un cordero gobernado por los lobos. Por eso es tan importante que se cuenten entre los porteños personas como Claudia Heras, que acaba de presentar un ejemplar recurso de amparo para que la Ciudad deje de matar nuestros árboles y cumpla la ley 3263 en lugar de fingir que la cumple.
El escrito de Heras es clarísimo y duro, afirmando que "en los últimos cinco años el GCABA está destruyendo nuestros árboles de alineación, de plazas, estaciones de ferrocarril y bulevares por mutilación, mochado, terciado y talado?. No se salvan ni el bello jacarandá, ni el añoso aguaribay, ni el magnífico ombú, ni siquiera los árboles históricos". Heras le explica a la justicia que estos ataques son realmente dañinos: "La mutilación de gruesas ramas deja expuesto al árbol frente al agua de lluvia y al subsiguiente ataque de plagas. Los árboles quedan reducidos a tristes y altísimos troncos sin ramas, aumentando la probabilidad de su caída en la vía pública. Este maltrato ha provocado la muerte de muchos árboles en los últimos años. A los sobrevivientes les han quitado la mayor parte de su follaje y como consecuencia hemos perdido sus beneficios". El escrito continúa citando a gente que sí sabe podar y tratar arboledas, y hasta incluye fotos y diagramas comparando los desastres que les hacen a nuestros árboles con piezas bien podadas, sanas y robustas. Heras no afirma que esto es una simple ignorancia municipal sino que se trata de una tercerización mañosa del servicio. La Ciudad inventó un nuevo negocio con las arboledas, cuyo costo de mantenimiento aumentó más del 500 por ciento desde 2012 según cifras del propio gobierno porteño. Y los concesionarios del servicio, Mantelectric, Zona Verde, Casa Macchi y Ecología Urbana, que "no tienen como objeto social la realización de trabajos vinculados con la poda, tala, plantación o cuidado de árboles. Por el contrario, se trata de empresas constructoras, de electricidad, de limpieza o de transporte, cuya actividad ninguna relación guarda con las tareas encomendadas en virtud de estos contratos y, por lo tanto, no cuentan con personal capacitado como lo exige la ley".
El escrito de la vecina Heras detalla a qué se dedica realmente cada una de estas empresas, lista que ni remotamente toca la poda de arboledas. Luego describe qué se debería estar haciendo según la constitución porteña, la ley vigente y la propia página oficial de la Ciudad, mostrando las flagrantes contradicciones y mostrando una vez más por dónde muere el pez. Finalmente, le pide a la justicia que frente estos abusos y haga que el macrismo cumpla la ley y sus propios anuncios en esta materia.
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