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Sábado, 14 de septiembre de 2013
Otra demolición clandestina
Los vecinos de Flores y de Floresta siguen acosados por un tipo de piratería que no es del asfalto sino del ladrillo. Su barrio se transformó en un vaciadero de lemmings comerciales, todos "outlets" como antes eran paddles o parripollos, de particular destructividad material. Decenas de casas fueron arrasadas ilegalmente, boqueteadas para hacer locales que en muchos casos ni siquiera existen formalmente.
Ahora parece haberle tocado la hora a la bella quinta de Bacacay 2954, que está siendo demolida de a poco y de atrás para adelante, pese a que tiene catalogación cautelar. El quintón se alza sobre un terreno de tentadores 22 metros de frente y 33 de largo, jardín perimetral y una reja de gran elegancia. Al ser vendida estaba en perfecto estado de conservación, sin cambios y sin daños. Tan perfecta estaba que hasta esa banda de amigos de la especulación inmobiliaria que conforma el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales recomendó catalogarla.
Ante la entrada de la propiedad en el catálogo preventivo, los nuevos dueños pidieron la famosa reconsideración, trámite prácticamente ilícito porque fue inventado de punta a punta por el Ministerio de Desarrollo Urbano y no tiene el menor sostén ni antecedente. Pero resulta que el CAAP le rechazó la reconsideración y se mantuvo en sus trece. Los dueños, llevando el trámite insólito al absurdo, volvieron a pedir una reconsideración, algo que no existe ni para la pena de muerte.
Los vecinos, junto al Observatorio de Patrimonio y Políticas Urbanas, presentaron un amparo esta semana para que se respetara la protección. Lo hicieron por dos razones. La primera es la que muestra la segunda foto, la demolición gradual y clandestina, empezando por atrás, para crear un hecho consumado. La segunda es que varios vecinos fueron visitados por supuestos "agentes de la Metropolitana" que nunca aceptaron mostrar credenciales pero les hicieron preguntas sobre sus denuncias y comentarios sobre las consecuencias que podrían tener.
Y todo porque la zonificación de la quinta permite construir hasta 3600 metros cuadrados.
Ahora parece haberle tocado la hora a la bella quinta de Bacacay 2954, que está siendo demolida de a poco y de atrás para adelante, pese a que tiene catalogación cautelar. El quintón se alza sobre un terreno de tentadores 22 metros de frente y 33 de largo, jardín perimetral y una reja de gran elegancia. Al ser vendida estaba en perfecto estado de conservación, sin cambios y sin daños. Tan perfecta estaba que hasta esa banda de amigos de la especulación inmobiliaria que conforma el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales recomendó catalogarla.
Ante la entrada de la propiedad en el catálogo preventivo, los nuevos dueños pidieron la famosa reconsideración, trámite prácticamente ilícito porque fue inventado de punta a punta por el Ministerio de Desarrollo Urbano y no tiene el menor sostén ni antecedente. Pero resulta que el CAAP le rechazó la reconsideración y se mantuvo en sus trece. Los dueños, llevando el trámite insólito al absurdo, volvieron a pedir una reconsideración, algo que no existe ni para la pena de muerte.
Los vecinos, junto al Observatorio de Patrimonio y Políticas Urbanas, presentaron un amparo esta semana para que se respetara la protección. Lo hicieron por dos razones. La primera es la que muestra la segunda foto, la demolición gradual y clandestina, empezando por atrás, para crear un hecho consumado. La segunda es que varios vecinos fueron visitados por supuestos "agentes de la Metropolitana" que nunca aceptaron mostrar credenciales pero les hicieron preguntas sobre sus denuncias y comentarios sobre las consecuencias que podrían tener.
Y todo porque la zonificación de la quinta permite construir hasta 3600 metros cuadrados.
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