Hace muchos años, un amigo que se dedicaba a la pintura de casas pidió, a la barra completa, ayuda material para comprar algunos enseres (escaleras, andamios, silletas) para poder ampliar su rubro y poder pasar a contrataciones más importantes. Logró varios préstamos menores, pero lo mejor fue que cada uno de los "prestamistas" empezó a recomendarlo a sus conocidos y así consiguió aumentar su trabajo mucho más de lo que sus cálculos suponían. Esta anécdota fue recordada al atar la noticia sobre un préstamo amistoso de un candidato con un emprendimiento inmobiliario que avanza peligrosamente en la manzana (García Lorca 210/224/250/254/260/284/290 y M de Gainza 209/53/79/81/83/87/91) ubicada entre la estación Caballito y las instalaciones del Club Ferrocarril Oeste.
Allí, la empresa Caputo, una de las mayores contratistas de obras de la Ciudad, construye un descomunal complejo inmobiliario compuesto por dos torres de viviendas con una superficie de 54.753,31m2 y una altura de 104,70m. Una de ellas ya está construida, vendida y ocupada en buena parte. La segunda ha sido recientemente iniciada.
Todo cuenta con las correspondientes aprobaciones del Gobierno de la Ciudad y por supuesto, no debió contar con ningún estudio de impacto ambiental por que a algunos funcionarios sabiondos se les ocurrió que los edificios para vivienda no los necesitan ¿alguien puede creer que una obra de las características comentadas no produce impacto ambiental?
Este caso es una muestra más de los negocios inmobiliarios para pocos, abusadores al extremo de cada rincón sobre el que se pueda construir y montados sobre una infraestructura cara y agotada que soportan todos los vecinos, inclusive los que se ven negativamente afectados. Éstos últimos están sumamente preocupados por este desarrollo y no les faltan razones, entre las indicamos algunas:
· Caballito tiene una densidad poblacional según el último censo de casi 28.000hab/km2, que no contempla la cantidad de gente que se suma cotidianamente para realizar actividades del más amplio espectro que se realizan en el barrio y ha recibido construcciones por más de 3.000.000 de m2 en los últimos años.
· En la zona cercana a este emprendimiento (calles Repeto, Bogotá, Rojas y Yerbal) se han sucedido en los dos años anteriores cortes de luz de varios días de duración.
· En el año 2007, cuando el Gobierno de la Ciudad solicitó información a las empresas proveedoras de servicios públicos en cinco barrios, AySA indicó que sus instalaciones estaban muy comprometidas y requerían de varias obras para cubrir la demanda estimada de obras a construir. A tal punto que se decidió que para aprobar nuevos proyectos para esos barrios debería contarse con un informe de AySA y que, si la urgencia de esos proyectos lo requiriese, la misma Ciudad se encargaría de las obras que se anticipasen a los planes de ejecución de la empresa.
Estos y otros riesgos que se pueden prever y, por lo visto, suelen convertirse en realidad, llevaron a solicitar apoyo a comuneros y legisladores y así, el diputado Bodart y varios vecinos presentaron a la justicia un pedido de amparo, basado en los ya más que potenciales riesgos de colapso de la infraestructura y, básicamente, de agresión a las cuestiones ecológicas que hacen a la calidad de vida en el barrio y en la Ciudad, para impedir la construcción de esa segunda torre.
Como no alcanzaba con los permisos del Poder Ejecutivo, este amparo fue rechazado por la Justicia, a través de un fallo que resulta sumamente débil, por atender a sólo una mínima parte de los señalamientos, por ejemplo:
a. Toda la respuesta sobre la infraestructura saturada se remite a informes de AySA y nada se dice sobre los puntos referidos a METROGAS Y EDESUR, siendo que ésta última continúa incumpliendo con sus obligaciones de provisión del servicio en numerosos sectores de la Ciudad, en particular en los alrededores de la obra en discusión.
b. AySA informó a la justicia que actualmente los sistemas de agua y cloaca tienen comportamiento satisfactorio, sin embargo, no realizó la totalidad de las obras que preveía ni la Ciudad las completó. En zonas cercanas al emprendimiento hay irregularidades en el suministro de agua, en algunos casos curiosamente periódicos. En el año 2006, los sótanos de varias casas sobre la calle Avellaneda al 700 se inundaban por deficiencias en los desagües cloacales. ¿Se ha comprobado si a tres cuadras de allí no podría repetirse el problema si se insiste en la sobrecarga y saturación del sistema?
c. Las apelaciones sobre las cuestiones ecológicas y de calidad de vida apenas son mencionadas pero sin hacer comentarios. Acá nos permitimos algunos señalamientos, de sentido común, al respecto:
· Los edificios gozan y ofrecen como mercancía sol, iluminación y espacios abiertos a su alrededor que son mantenidos por otros, sean públicos o privados.
· Como contraparte, dejarán en sombra los terrenos circundantes, debiéndose destacar los sectores destinados a futuro parque público y la estación de tren de Caballito que, en invierno, ya quedan dentro del cono de sombra proyectado por la primera torre, este cono se ampliará con la edificación de la segunda. Las actividades propias de un parque y la espera del tren en los andenes se ven agraviadas por la falta de sol producida por estas moles particulares de tamaño gigantesco.
· El proyecto en su totalidad representa, aunque se venda como rodeado de parque, una enorme falta de respeto por los terrenos absorbentes: prácticamente la totalidad del terreno ha sido ocupada por la construcción de un garaje subterráneo y sectores de servicio de los edificios. Dado esto, los pequeños espacios con plantas y algo césped que se observan alrededor de la torre ya construida son meros canteros de poca profundidad que no podrán cumplir la función de albergar árboles suficientes como para conformar un gran parque ni, por supuesto, pueden ser considerados "terreno absorbente", ya que su capacidad de tal es mínima y fácilmente superable. Los casi 10.500m2 del terreno ya son un playón de hormigón que escurrirá agua hacia la calle y lotes vecinos (públicos y privados), para terminar en el sistema de desagüe pluvial público.
· El acceso al garaje comentado se hace a través de una entrada de vehículos que recorre media cuadra paralela a la vereda, de la que sólo la separa una línea de postes bajos ampliamente separados entre sí, que no garantiza seguridad ante una potencial corrida de chicos, situación bastante habitual dada la cercanía del acceso al club Ferro Carril Oeste.
· Para permitir el acceso vehicular a esa peligrosa entrada, un semáforo habilita que los autos suban a la vereda desde una posición claramente sorpresiva para el peatón inadvertido, ya que no se trata de una bocacalle ni puede ver las luces orientadas hacia el tránsito vehicular. A la vez, se corta el caudaloso tránsito de salida del paso a nivel de la calle García Lorca a metros del cruce.
Como corolario a tanta permisividad, últimamente aparecieron avisos publicitarios de la venta de este emprendimiento que, sobre una foto en altura de un gran espacio urbano, ofrecen departamentos "sobre un parque de 10.600m2". El lote total sobre el que se construye la obra no llega a los 10.500m2, según indica el cartel de obra reglamentario, y habría que descontar la superficie que ocupan los edificios proyectados. Por lo tanto, como nunca habrá un parque en el sentido real del mismo, la publicidad es engañosa y alguna de las afirmaciones miente más: si, como correspondería, la medida que tiene valor es la del cartel estaríamos ante una publicidad engañosa. En caso contrario, si la publicidad es real, la declaración reglamentaria estaría en falta.
El recuerdo de la anécdota del querido amigo es grato. La sensación de que se hace algo parecido con los contratos de obras públicas o la permisividad para obras privadas huele a podrido.
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