LA NACION, BA, 6 FEB 2013
PLAZAS ENREJADAS
Desde tiempos prehistóricos, las chozas de la tribu se agruparon en torno de un círculo que quisieron libre, convocante y, en definitiva, escenario de la vida comunitaria. Las plazas han sido siempre una suerte de patio urbano donde la función lúdica, entre tantas otras, ocupa un lugar amable en la memoria de muchos de nosotros. Enrejarla, con el pretexto de garantizar la seguridad, supone una conciencia social ignorante de que, desde los orígenes, la plaza pública ha constituido un órgano biológico de la ciudad. La seguridad de un espacio libre no se concreta invirtiendo los términos. ¿Libertad espacial encarcelada? Los gestores políticos, amigos de las emergencias funcionales al economicismo que despersonaliza y denigra, deberían invertir el dinero de las onerosas cargas impositivas en una vigilancia que no encarcele los juegos de la niñez, el paseo de los abuelos y el recreo de los ciudadanos amigos del verde y de los retazos de cielo habitado por la luz.
Prof. Daniel R. Calistro
DNI 11.248.390
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