Historias de barrios
En Barracas festejan un triunfo legal y lamentan que arruinen el Lanín. En Floresta la Defensoría del Pueblo le pide a Espacio Público que haga cosas básicas. Y en Villa del Parque marchan contra Villa Cemento.
Por Sergio Kiernan
La Legislatura está dando alegrías a los que quieren a esta ciudad. El jueves 6 de este mes aprobó dos paquetes espléndidos, el que expande la protección de Area de Protección Histórica a la city porteña y el que crea, al fin, el mecanismo de venta del potencial constructivo, lo que no sólo hace al patrimonio más rentable sino que cierra la avivada de la "excepción" gratuita. Este jueves siguió la trifecta, cuando se votó en segunda lectura, en forma final y por unanimidad la baja de alturas de un sector de Barracas.
Los vecinos de Proteger Barracas estaban muy felices, porque es el primer logro amplio, de jurisprudencia, en su lucha por salvar nuestra principal colección de patrimonio edificado. Como se sabe, los especuladores inmobiliarios descubrieron que pueden poner de moda este rincón del sur porteño. Después de todo, está cerca del Centro, tiene dos autopistas a mano y las propiedades demolibles están baratas. Barracas, de hecho, sigue legalmente en el viejo limbo de la dictadura, que propiciaba la destrucción de edificios como medio de progreso. Con lo que esta ley tiene un efecto ejemplificador, además de salvar una serie concreta de edificios y un paisaje urbano.Pero el festejo en estos temas raramente dura mucho, porque los especuladores rondan buscando su alimento. Cholulamente, se fijan en lugares "conocidos" y su nueva víctima es el Pasaje Lanín, intervenido por el artista Marino Santa María y pegadito a donde se hizo una Casa FOA. El plácido pasaje ya perdió dos de sus casas viejas y bajas, una en cada punta, y una obra matrera ya se está alzando.
El Lanín tiene apenas cuatro cuadras, es estrecho y adoquinado, pero tiene zonificación E3, la del "progreso" que permite pasar los 20 metros de altura. En el número 8 ya se ve el esqueleto hormigonudo de algo que seguramente tendrá "amenities" o se promocionará como un oasis en un barrio tranquilo y verde que llega para arruinar con sus 23 metros de altura. En la otra punta, el número 189 sigue mostrando su fachada pintada, pero adentro ya no hay nada, con lo que la casa es virtual y sólo valen los veintipico de metros de aire.
Como siempre, el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales hizo lo suyo. Resulta que la cuarentena de casas de esta callecita son todas anteriores a 1941 y el CAAP las desestimó a todas. Ni una siquiera se ganó la estima de estos urbanistas, con lo que Lanín puede ser demolida completamente y transformada en un cañón oscuro de veintipico de metros de altura.
En otro sector de Barracas, la Defensoría del Pueblo porteño intervino para controlar una obra comercial que abarca tres predios sobre Martín García, Jovellanos y Uspallata para un supermercado, autoservicio, patio de comidas y "feria infantil". La obra tiene un cartel que indica que se hará una "demolición total y obra nueva", pero uno de los edificios es anterior a 1941 y otro está directamente catalogado como "inmueble singular". La contradicción es tal que ésta es de hecho la segunda intervención de la Defensoría. En la primera, la Dgroc envió planos y papeles, incluyendo el registro de permisos del 9 de septiembre de 2009. Pero en ninguna parte aparecía que se hubiera tenido en cuenta la antigüedad y estatus de los dos edificios mencionados. Con lo que la segunda intervención pidió que se informe si Interpretación Urbanística intervino en el caso, como autoridad de aplicación del tema patrimonial. En fin, un papeleo desprolijo
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